martes, 19 de junio de 2012

Y de nuevo estamos tu y yo, sin nada que decir, con mucho que contar. Juntos, en silencio, como siempre ha sido. No necesitamos hablar para entendernos, no necesitamos discutir para perdonarnos, solo nos necesitamos el uno al otro, cerca. Te cuesta admitirlo, pero hay algo dentro de ti que sabe que es verdad. Yo no necesito "algos" que me ayuden a aceptar las cosas, a olvidarlas o simplemente a admitirlas con el mayor autocontrol que existe, el simple hecho de tu presencia me convence aún más de que la quiero volver a ver.
Volvió a pasar, que nuestras manos se entrecruzaban, tomábamos el mismo aire para respirar y podía sentir ese calor que me hacía, de alguna manera, estar segura. 
De repente vi como tus manos me apretaban más y más fuerte, podía sentir tu brazo por mi cintura y tus labios en los míos. No me lo terminaba de creer, había sido el mejor momento de mi vida no conseguía encontrar ese "algo" que me hacía admitir las cosas, pues era demasiado maravilloso como para ser real.
Tu mano tocaba mi pelo de una forma inexplicablemente hermosa. Era la persona más feliz del mundo, cuando oí una voz que pronunciaba mi nombre. Abrí los ojos. Sí, era uno de los 99847523454 sueños que tengo contigo, de esos que me animan cada vez más a luchar, a seguir adelante, por ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario